LA IMPORTANCIA DE TRABAJAR LAS FUNCIONES EJECUTIVAS EN EDADES TEMPRANAS
Algunos padres pueden no entender, por qué trabajar con sus hijos/as, es más exitoso cuanto más pequeños son; incluso pueden pensar erróneamente, que es mejor dejarlos crecer como antiguamente, sin tanta estimulación extra. Pues bien, no podemos obviar, que actualmente las competencias exigidas por la vida, y por tanto a nuestros hijos/as, no son las mismas que antiguamente, ni los conocimientos que hoy en día tenemos sobre nuestro cerebro son los mismos que en épocas anteriores.
Al igual que la mayoría de personas tienen email para mandar y recibir información, dejando atrás el correo postal tradicional, ya sea por su rapidez, comodidad, e incluso, por nuestro compromiso con el medio ambiente; hoy sabemos que la infancia es una etapa determinante en la buena adquisición de habilidades propias del ser humano.
La corteza cerebral, cuando nacemos se encuentra inmadura, por lo que presenta un gran potencial de formación donde las áreas funcionales específicas se desarrollarán más o menos, dependiendo de la estimulación que proporcione el ambiente. El desarrollo cerebral comienza en los periodos prenatales y continúa su formación tiempo después del nacimiento. Esta particularidad permite que un desarrollo físico, psicológico y social adecuado dependa de una compleja interacción entre factores ambientales y genéticos. Un buen desarrollo de este órgano, en sus primeros años, acompaña y responde a la complejidad de los comportamientos que las personas han de establecer en un medio social y humano cada vez más complejo (Arruabarrena & de Paúl, 2012).
Como parte importante de este neurodesarrollo, se encuentra las funciones ejecutivas, que son un conjunto de habilidades implicadas en la generación, la supervisión, la regulación, la ejecución y el reajuste de conductas adecuadas, para alcanzar objetivos complejos, especialmente aquellos que requieren un abordaje novedoso y creativo (Gilbert & Burgess, 2008). El objetivo principal de las funciones ejecutivas, es facilitar la adaptación del individuo a situaciones nuevas y complejas, más allá de conductas habituales y automáticas; permitiendo encontrar la mejor solución a situaciones novedosas y complejas. Una gran variedad de destrezas han sido incluidas dentro de las llamadas funciones ejecutivas tales como la capacidad para establecer metas, el desarrollo de planes de acción, la flexibilidad de pensamiento, la inhibición de respuestas automáticas, la autorregulación del comportamiento, y la fluidez verbal (García-Molina, Enseñat-Cantallops, Tirapu-Ustárroz & Roig-Rovira, 2009). Estas funciones tienen su máximo desarrollo entre los 12 y 18 años de edad, donde su funcionamiento se equipara al de un adulto, las mismas se sustentan en una serie de habilidades básicas que ya están presentes, desde los primeros años de vida y comprenden tres habilidades fundamentales: Autocontrol, Memoria de trabajo y Flexibilidad cognitiva (Diamond & Goldman-Rakic, 1989; Diamond, Barnett, Thomas & Munro, 2007; Duckworth & Seligman, 2005; Zelazo, Carter, Reznick, Frye, 1997; Zelazo & Muller, 2002).
Para más información, contacten con nosotros/as.